En los últimos años, la monitorización de las infraestructuras se ha beneficiado mucho de los rápidos avances logrados en la tecnología de procesamiento de sensores y datos, así como de las ventajas que ofrecen las herramientas de gestión de obras de construcción asistidas por ordenador (BIM). Estos avances han permitido instalar sistemas de monitorización en segmentos críticos de las infraestructuras, como los túneles de carretera, y obtener grandes cantidades de datos cuantitativos. Los desarrollos tecnológicos logrados recientemente ofrecen a la ingeniería civil nuevas oportunidades de entender y evaluar el comportamiento de complejas estructuras que resultan valiosas para todos. Por ello, los ingenieros civiles del siglo XXI no solamente tienen que ser expertos en los mecanismos sobre los que se basa el comportamiento físico de las infraestructuras, sino que también tienen que entender el funcionamiento de las tecnologías de la comunicación y detección que miden constantemente el rendimiento de las infraestructuras. La fase de recopilación de datos de monitorización se está automatizando cada vez más y los datos se facilitan a demanda y con una alta frecuencia, lo que permite realizar intervenciones más rápidas y eficaces. La ilustración 1
muestra de manera gráfica el ciclo de evaluación de la fatiga y sus segmentos básicos.